Por un mal siempre viene un bien

Llevo un tiempecillo sin escribir por aquí (mi pereza es así), y en este tiempo me han pasado bastantes cosas. Y lo que es más, he pasado por muchos estados de ánimo.
Estados de ánimo demasiado extremos (ni que tuviera un síndrome bipolar o algo similar).
Quizás he vuelto a caer, por momentos, en mi eterno defecto de pensar en exceso (y no en farma precisamente), y he acabado dándole demasiada importancia a pequeñas cosas malas.

Pero una vez más llego a la misma conclusión (sino no sería un abuelo cebolleta), la vida te trae de todo (pena que no sea como un camarero, y nunca te trae precisamente lo que le pides), pero lo que está en tu mano es decidir qué te llevas puesto y qué dejas guardado en el cajón.
Así que he vuelto a decidir llevarme puestas las cosas buenas que me trae la vida y guardar en un cajón las malas. Podría arrojar éstas últimas bien lejos, pero siempre es mejor guardarlas, para poder verlas de vez en cuando, memorizar bien su forma, y así intentar evitarlas cuando la vida quiera volver a endosárnoslas.

Por último me viene a la memoria una frase de mi abuela: Por un mal siempre viene un bien (la frase exacta sería: Por un mal sempre ven un ben).
Y es que a veces descubres que algo que arrojaste al cajón, al volver a abrirlo se ha convertido en algo maravilloso digno de llevártelo contigo.
Nunca pensé que el truncarse un plan que esperaba con tantas ganas me trajese cosas tan buenas.

Un tipo muy listo...

A uno de los compositores de la ópera más grandes de la historia, Christoph Willibald von Gluck, (1714-1787) famoso por la composición de Alceste u Orfeo y Euridice, le preguntaron un día cuáles eran las cosas que más amaba y apreciaba.

- Tres cosas: el dinero, el vino y la gloria
- ¿Cómo? ¿La gloria es lo último? ¡Estáis bromeando!
- No, no bromeo – respondió el compositor – Con el dinero puedo comprar el vino, con el vino se despierta mi inspiración, y con mi inspiración alcanzo la gloria. Ya veis que es muy razonable.

Miedo

Miedo a no saber que hacer.

Miedo a no saber que decir.

Miedo a sentirme solo.

Miedo a molestar.

Miedo a lo desconocido.

Miedo a sentirme débil.

Miedo de tener miedo.

¿Demasiado miedo en mi vida? Seguramente... Pero espero que nunca me falten las ganas de vencer mis miedos.

Stand by

Así me gustaría dejar a veces mi mente. Y es que muchos sabéis la manía que tengo de darle 114.000 vueltas a las cosas. Me como la cabeza por cualquier cosa, incluso me como la cabeza pensando en que me como la cabeza. Sé que muchos habéis tenido que tener una gran paciencia por culpa de esta manía mía (Job un aprendiz al lado de algunos).

Poco a poco he intentado controlar tanta orgía mental, pero hay veces que mi cabeza va más rápido que yo y sólo queda echar el freno de mano. Y en esos momentos me gustaría tener un botón con el que dejar mi mente en stand by (apagarla del todo me da algo de miedo) y poder tomarme un respiro.

Si parpadean se lo van a perder

Tengo esto un poco abandonado, y no sé si es porque mi vagancia innata ha invadido mis ganas de escribir o es que realmente no tengo nada que contar...

Podemos decir que ya estoy instalado en el nuevo curso, más que nada porque con la lluvia y el frío se ha acabado todo lo que olía a verano.
Como todo lo que significa cambio siempre me produce miedo y desorientación (como los viejecitos con alzheimer) esta no es la época en la que estoy más centrado (si es que lo estoy en alguna), pero poco a poco intento encontrar mi lugar, aunque sé que éste va a ser un año en el que no podré evitar echar a alguien de menos en el día a día.

Espero que este curso me aporte algo de tranquilidad, después de dos años dando tumbos, pero bueno, tampoco quiero pensar demasiado en lo que espero de este nuevo curso porque siempre me pasa lo más insospechado.

Pues lo dicho, un curso que empieza, y como diría el gordo de la fórmula 1 de Telecinco (que no el gordo de clase): si parpadean se lo van a perder.

La vida

"Para algunos, la vida es galopar
un camino empedrado de horas, minutos y segundos.
Yo, más humilde soy,
y solo quiero que la ola que surge del último suspiro de un segundo
me transporte mecido hasta el siguiente."

Sonrisas y lágrimas

Harto de contemplar injusticias.

Harto de que el mes de junio sea un mes para ver sufrir a las personas que quiero.

Harto de mirar y no poder hacer nada.

Harto de no saber actuar.

Harto de hartarme.

Y el tiempo nunca se detiene...

Esto es lo primero que se me viene a la cabeza en un día como hoy. Y es que ya se han terminado las clases, y eso provoca irremediablemente la salida a la luz de mi lado de abuelo cebolleta...

Y es que en momentos como éste me es imposible dejar de pensar en lo rápido que pasa el tiempo. Hace cinco años ya que estaba estudiando ( bueno estudiando un poco, en mi línea) para el examen de selectividad. Tantas y tantas cosas han pasado desde entonces, y algunas realmente increíbles. Está claro que en aquel momento no podía sospechar todos los cambios que me esperaban. (Osea que lo de cambiarme de carrera no estaba planificado, no era porque me aburriese...)

Y volviendo a lo más próximo, se me ha pasado volando el curso. Eso puede provocar un poco de melancolía, pero al hacer inventario sale mi lado optimista, y es cuando pienso que no ha sido un mal año.
Creo que me han pasado muchas cosas, y sobre todo muy repentinas. Muchos cambios, cosa que van contra mi manía de tener miedo a los cambios. Algunos de estos cambios llevaba deseando que sucediesen desde hace tiempo, y sigo sin explicarme cómo han podido suceder con tanta facilidad. Está claro que a veces las cosas pasan cuando menos lo esperas. Ahora toca disfrutarlo y como nunca me cansaré de repetir, lo más importante es aprender de los errores.

Así que de este año me llevo una maleta llena de buenas cosas, de buenos recuerdos y sobre todo de muchas lecciones aprendidas.

Gracias a todos los que me habéis ayudado a llenar esa maleta, espero que os llevéis algo mío en la vuestra.

Día de locos

Seguro que alguien dirá que a cada uno lo suyo...

Después de pasar la noche en el tren 3 horitas de clases, mucho más llevaderas gracias a una buena compensación.

Luego el famoso proyecto de anatomía, que yo lo veo como un trueque. Yo tengo poco conocimiento anatómico y me llevo bien con los ordenadores, otros tienen gran conocimiento anatómico pero se llevan peor con los ordenadores, pues todos salimos ganando (menos mi estómago comiendo a las cuatro de la tarde un bocata de jamón/suela).

Y por la tarde gran destripamiento y auscultaciones varias con una panda de gente casi más loca que yo.

Todo esto después de un puente de relax en mi refugio del norte.

Placer y dolor

No hay placer que no tenga por límite el dolor; que con ser el día la cosa más hermosa y agradable, tiene por fin la noche.


El otro día cayó sobre mi campo visual esta frase de Lope de Vega. Puede ser un típico tópico, pero a mí me parece una frase con mucho significado, o por lo menos para mí lo tiene...

Calma

Se acerca otro fin de semana estudiando. Y es que el lunes le toca el turno a la anatomía.
Esa asignatura que, como dice Sergio, se parece a estudiarse un mapa de carreteras. Y aquí no hay nada de GPS. Por no hablar de que esto es realmente peor, porque una carretera tiene siempre el mismo nombre y está o no está. Pero en anatomía no pasa eso, que divertidas son esas estructuras inconstantes y variables, que a veces descubres su existencia leyendo las preguntas del examen.

Pero bueno, pase lo que pase no se puede perder una filosofía: las cosas con calma salen mejor.

¿Puente?

Mientras casi todo el mundo ha disfrutado del magnífico puente de mayo, ha tocado quedarse en casita y estudiar para el examen de fisiología.
¿Qué puede pasar por la mente de un profesor que en septiembre te pone un examen para el lunes después del puente? Está claro que esto sólo puede pasar en una asignatura en la que un profesor lleva pantalones color teja , dice que no viene a dar clase a las 8 porque no están puestas las calles, y para la clase para que charlemos un poco porque él se ha cansado.

Me he quedado con muchas ganas de ese viaje a Barcelona, las fotos me han puesto los dientes largos... Otra vez será.

Lo mejor del puente han sido algunas conversaciones interesantes que han conseguido hacer más llevadero un puente estudiando neuronas encendidas y apagadas (yo que creía que me había librado definitivamente de estas cosas eléctricas...)

Sigue sonriendo

Una sonrisa sincera es una de las mejores maneras de expresar sentimientos. Es capaz de contagiar felicidad a los que nos rodean.

Es muy fácil sonreír en los momentos de gran felicidad, pero lo que realmente tiene mérito es ser capaz de sonreír con los detalles más cotidianos que nos brinda la vida. Para ello hay que aparcar a un lado el miedo a la monotonía, y es que de lo más cotidiano se pueden sacar pequeños grandes momentos. Esos detalles son como los granos de arena que forman la playa de nuestra vida.

Pero todavía más mérito tiene ser capaz de sonreír en medio de los problemas. En estas situaciones una sonrisa es como un rayo de sol después de una tormenta. Para mí son las sonrisas que más se disfrutan, aunque ojalá no hubiera que pasar por la tormenta para poder disfrutarlas.

Los momentos de felicidad normalmente no los podemos elegir, sonreír sí.

Sonríe

¿Por qué la sonrisa no es como montar en bicicleta?
Una vez que aprendes a sonreír no siempre recuerdas como hacerlo.

¡Practica tu sonrisa!

Viento

Muchas veces me he preguntado donde empieza una ráfaga de viento y donde termina, cuántos lugares recorrerá antes de agotarse y apagarse.

El viento es capaz de cargar con nuestras palabras, sin preguntar siquiera si esas palabras son buenas o malas. Cuántas veces me hubiera gustado parar el viento, para evitar que unas palabras que nunca debería haber dicho llegasen a su destino.
O pararlo, para que no se llevase para siempre palabras que no me gustaría dejar de oír nunca.

El viento es caprichoso, es imposible saber hacia donde se dirige y es imposible encerrarlo. En eso se parece a la felicidad. Si estamos felices, en el momento menos pensado un giro brusco puede eliminar esa felicidad por completo. Y al revés, a veces cuando menos nos lo esperamos la vida nos brinda una sonrisa, como una brisa que no sabemos muy bien de donde ha salido.

Aquí estoy, esperando a la próxima ráfaga de viento.

Despedida

Esta semana terminan las prácticas de anatomía, y con ellas las disecciones.
Así que se acabó el toquetear cadáveres dos veces a la semana. Puede sonar sádico o morboso, pero yo creo que lo echaremos de menos.
En casi 2 años viendo cadáveres no sé si será mucho lo que hemos aprendido. Pero la experiencia ha sido interesante.

Primavera

Cada vez me cuesta más escribir por estos lugares. Quizás será porque tengo menos problemas sobre los que escribir (no se porque siempre se tiende a hablar más de lo malo que de lo bueno).

Y es que la verdad no me puedo quejar de como me va todo. Parece que la primavera ha llegado cargada de cosas buenas, además de las típicas hormonas de temporada (no intentéis disimular porque a todos se nos nota).

Así que me siento con ganas de disfrutar de todo lo que me rodea. He de reconocer que esto suena a adolescente en primavera, y me temo que la adolescencia ya me queda un poco lejos (ya lo digo yo, antes de que alguien meta el dedo en la llaga...)

Me despido, antes de que esto parezca un anuncio de compresas, con nubes y musiquita incluidas...

Chicos, no estoy gordo.

Pues esa es la conclusión del día. Tras las pruebas que hemos hecho en las prácticas de fisiología.

Y es que la profesora me ha usado como modelo, y tras siete medidas con el lorzómetro, un aparato que mide el espesor de pellizcos de grasa, (realmente llamado plicómentro), ha llegado a la conclusión: "Este chico parece que tiene poca grasa". Eso es ciencia y lo demás tonterías.

Y todo esto después del gran viaje a Granada. Tras beber 2 litros de cerveza el sábado en la comida queda demostrado que la cerveza no engorda.

¿Sé tú mismo?

Llevo tiempo reflexionando sobre algunos aspectos de mi vida. Dándome cuenta de que muchas cosas en las que me basaba eran erróneas. Y pensando en cuál es el camino a seguir...

Entonces me viene a la mente esa frase tan utilizada: sé tú mismo.

De primeras suena bien e incluso fácil, pero cuando uno lo piensa más la cosa se complica.
Para empezar, el ser uno mismo implica conocerse en profundidad. No sé si es problema mío, pero creo que conocerse perfectamente a uno mismo es imposible. Yo siento que me voy descubriendo día a día. Y no creo que sea algo malo, que aburrimiento de vida si nunca nos diéramos una sorpresa a nosotros mismos...

Por otro lado está todo lo que nos rodea. Por mucha independencia que anhelemos siempre estamos condicionados por el medio. Se puede caer en la rebeldía de ir contra todo lo que te rodea, pero aún así seguirás condicionado por ello, sigues sin ser tú mismo.
Así que, nos guste o no, estamos siempre influenciados por lo que hay a nuestro alrededor. Supongo que el único que no estaría condicionado sería el primer hombre que tuviera capacidad de pensar. ¿Qué pensaría aquel primer hombre que ya no era un simio? Quién sabe...

Ósea que no queda más que, por un lado, aprender de nuestra experiencia. De lo bueno y lo malo que va sucediendo a lo largo de nuestra vida, intentando no repetir los mismos errores.
Y por otro lado aprender de lo que nos rodea, o más bien de quienes nos rodean.

Conclusión: Nunca dejes de tener tus ojos abiertos, te sorprenderás de todo lo que puedes aprender.

23 años

Aprovechando un descanso entre citoquina y citoquina, y por petición popular (o sea de Silvia, que es la única que me ha dejado comentarios) me decido a escribir por estos lugares.

23 años. Pueden ser muchos o pueden ser pocos, depende de como se mire (frase 100% gallega, los orígenes tiran...).

Pero ciertamente es relativo. Mirando por encima parece que el tiempo pasa volando. Parece que fue ayer cuando aún estaba en el colegio. Y ya han pasado 5 años!!
Luego pasaron volando 3 años en industriales.
Y ya llevo año y medio en medicina. Muchos seguro que estaréis pensando que a ver cuando me vuelvo a cambiar de carrera...

Pero por otro lado, cuando uno usa el zoom, y empieza a recordar detalles de estos años, se da cuenta de que hay infinidad de recuerdos, muchos momentos entrañables, que están deseosos de que nuestra memoria se pose sobre ellos.

Ahora me viene a la mente una canción de Platero, pero no la voy a poner, porque sé que hay a quien no le trae los mejores recuerdos. Por una vez no la voy a cagar (increíble, ¿serán los 23 años?).

Gracias a los que pobláis estos maravillosos recuerdos. Algunos lleváis en ellos muchos años, otros menos, pero con todos espero seguir aumentando el inventario de buenos recuerdos.

Espero no haber aburrido con mis batallitas de abuelo.

Me voy que se me queman las interleuquinas.

Estudiando, qué remedio....

Hoy me siento atacado por los apuntes de mi próximo examen, organografía... Y es que parece que en mi ausencia mis apuntes han procreado o se han reproducido por esporas...
Como no numero las hojas, pues sólo puedo hacer una estimación, como la de las típicas manifestaciones. Fuentes oficiales hablan de 50 hojas, mientras que los convocantes hablan de millones....

Estoy empezando a odiar a la gente que le pone nombre hasta al ultimo rincón del cuerpo. Supongo que su casa no estaría pintada con gotelé, porque si no le habrían puesto nombre hasta al último puntito de pintura. Y no sólo eso sino que le buscarían parecidos (que sólo ven ellos). Mirá este puntito es piriforme....

Hay dos cosas que me fastidian especialmente.

Que muchas cosas tengan 14 nombres diferentes, pero que luego el mismo nombre se use en varias. Mira que son ganas de fastidiar. Si te dedicas a estudiar el ojo, estudia el ojo pero deja la pierna en paz. Menudo afán de protagonismo, poniendo tu nombre por todo el cuerpo....

Y la otra es que si te dedicas a investigar y tienes un nombre con 27 haches intercaladas y 39 erres, una de dos: o te cambias el nombre o deja de ponerle tu nombre a las cosas, porque nos vamos a acordar de ti y de toda tu familia todas las generaciones siguientes....


Me voy, que tengo a los apuntes sólos, no vaya a ser que sigan procreando....

El carro de la vida

Leyendo las cicatrices
de las heridas que adornan mi vida,
que a poco que se descuida se vuelve a cortar.

Y me unto con sal y sano enseguida,
le doy al panal otra ristra de muerdos
y guardo el recuerdo para que no digan que fue un farol.

Y busco timón si voy a la deriva,
me hago terrón para no entrar en la criba.
y si en la pelea sufro desgarro me arreglo con barro.

Y subo al carro de la vida,
a seguir batallando mientras vayan quedando cartas para la partida.
Y subo al carro de la vida,
del que empujan los años y tiran los días…

(Sinkope)

Pues eso, que me subo al carro de la vida. ¿Alguien se apunta?

Debería de estar estudiando

Pues eso, que debería de estar estudiando. Pero mira por donde entre estudio y estudio me ha dado por abrir este blog. Lo cuál termina por corroborar que no estoy muy bien de la cabeza. Cosa que a estas alturas no creo que extrañe a nadie....